Temprano en la mañana embarcamos en Barajas, para después de un vuelo algo movido, llegar a la capital Italia a las 15 horas. Siguiendo al píe de la letra las indicaciones de Paula Gutierrez, tomamos el tren desde Fiumiccino, aeropuerto de Roma, hasta el centro de la ciudad, para luego buscar el hotel, que debo decir que nos deprimió un poco verlo de afuera y algo más cuando entramos, pero bueno es lo que reservamos sin conocer y habrá que aguantar un par de días sin lujos ni grandes comodidades.
Ni bien llegamos y antes que mis queridos compañeros se terminaran de deprimir, les dije que salíamos a correr el último fondo de 2 horas. Fue espectacular, recorrimos casi toda la ciudad trotando entre autos, turistas, colectivos y trenes, en calles angostas, con subidas y bajadas constantes y mesas llenas de cerveza por todos lados, gritos y transito alocado, que no nos impidió llegar al Vaticano ( UNA GRAN EMOCION FUE LLEGAR A ESTE LUGAR) el Coliseo y a otro puntos históricos que tiene esta ciudad tan particular. Quedo atrás la grande pero tranquila ciudad de Madrid y ahora disfrutaremos de conocer esta ciudad de Roma llena de mística e historia en cada paso. Mañana tenemos descanso en el entrenamiento y será un día de paseo tranquilo por los lugares que hoy vimos durante el entrenamiento.
La temperatura es algo más baja debe rondar los 29° y la verdad que con este calor, que no es tanto, ya nos sentimos muy cómodos. Corriendo los cuatro estamos de diez… y el entrenamiento ha llegado a su fin, solo nos quedan un par de trotecitos de soltura de 30’. Ya está todo hecho, solo falta correr.
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